El 25 de octubre es fiesta en el País Vasco. Y yo tenía ilusión por conocer Javier, en Navarra. Así que sin nada previsto de antemano, según va pasando la mañana del jueves, decido que ésta es la ocasión. Un acierto, desde luego.
Desde Bilbao por la AP-68 dirección Vitoria hasta la salida 5 en dirección Pamplona. Algunos camiones y muy poquitos coches. Al abandonar la autovía en la salida 85 de Sangüesa ninguno. Enseguida aparece el primer cartel indicando Javier 44 km, sonrío.
Cada vez más cerca.
Y llego.
Ya no llueve, 18 º C, sin apenas viento, una leve brisa, un autobús en el parking que ya se va, otros cuatro o cinco coches que también se van, unas vistas increíbles y solo yo. Nadie a la vista. Idílico. No se escucha nada, solo mis pasos. Una delicia.
Hace tiempo que dejaron de gustarme los bullicios y las aglomeraciones y cada vez agradezco más días y lugares como éste. Tranquilos.
Ya son pasadas las 12 y tengo hambre. Entro en el Hotel Xabier.
Café con leche y pincho de tortilla 3 €. Y el consabido check-in en Foursquare con la foto del hamaiketako (viene siendo como el aperitivo de las 11:00 am en euskera).
Con dos folletos del Hotel y acompañada amablemente hasta la puerta me despido. Me espera el Castillo de Javier.
El Castillo de Javier nace en el siglo X como una simple torre de vigilancia para defender el valle del río Aragón. Con los años el recinto se refuerza y en el siglo XIV ya es un verdadero castillo propiedad de María Azpilicueta, madre de San Francisco Javier.
Entro.
Otro puente levadizo sobre el foso da paso al zaguán y recepción.
Entrada de adulto: 2.50 €
Hora: 13:30:00
Se pueden hacer fotos sin flash.
Está abierto hasta las 14:00, tengo media hora, tiempo más que de sobra para recorrer el Castillo de Javier. No hay nadie más que yo, soy la reina del Castillo, subo, bajo, fotografío, gozo, pienso, disfruto de la visita de lo lindo. Impecable. Hay eco. Crujen las escaleras de madera.
Compro una pulsera con una medallita de San Francisco Javier que inmediatamente estreno. El imán para la nevera lo compro en otra tienda antes.
Me da pena irme.
Volveré, seguro
Leído en: De motos va la cosa